Acera: el 2022 la red de suministro eléctrico se nutrió en un 80% de ERNC, pero lo preocupante es que las cifras de vertimiento de energía aumentaron en un 225%

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La Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera A.G.), dio a conocer su balance respecto al 2022 y también los principales desafíos que deberá enfrentar el sector este año.
Durante el 2022, el 33% de la energía eléctrica que se consumió en Chile, provino de fuentes renovables, lo que Ana Lía Rojas, directora ejecutiva de la asociación, calificó como una excelente noticia. Asimismo, sostuvo que hubo 155 nuevos proyectos de energía renovable no convencional y de almacenamiento que equivalen a 3.954 MW; iniciativas que superaron US$4.216 millones, con esto el sector acumula US$ 16.817,1 millones de dólares en inversión.
La dirigente gremial destacó además que el 12 de octubre del 2022 se marcó un hito cuando a las 13:00 horas, la red de suministro eléctrico se nutrió en un 80% de ERNC. El resto de los días del año este tipo de energía logró superar, sin excepción, el 50%. Mientras que la participación anual de generación energética solar y eólica en conjunto superaron por primera vez la de carbón.
Por último, Ana Lía Rojas sostuvo que hay 448 proyectos en construcción con una inversión $US 5.608 millones y un total de 6.010 MW e hizo énfasis en que se efectuó el retiro de cuatro centrales a carbón por un total de 702 MW equivalente al 15% de la capacidad instalada a carbón existe a inicios del 2022.
Lo negativo
Jaime Toledo aseguró que el gremio está en un momento de inflexión, “con baches y grandes retos para esa senda de acciones que requerimos como país para ser capaces de concretar la anhelada transición energética de nuestro sector”.
“No podemos quedarnos en la autocomplacencia sin señalar los múltiples desafíos que como industria deberemos superar este 2023 para seguir avanzando fuerte y decididamente en un trabajo público privado para el cual es necesario dialogar y comprender que esta transición energética es más compleja y desafiante de lo que puede parecer”, aseguró Toledo.
El presidente de la asociación sostuvo además que uno de los mayores desafíos para la industria es la pérdida de atractivo para inversiones en el sector renovable. «Es imposible eludir la discusión sobre el sistema de tarificación. Si hay 2.000 horas de costo marginal cero, los ingresos se ven súper afectados”.
“Esto está pasando en otras partes del mundo también. Todos los países están buscando la fórmula para que siga siendo atractivo invertir en energías renovables. Es importante iniciar esta discusión, que será larga, pero sí no la empezamos pronto va a desincentivar la inversión en nuestro país», sostuvo el ejecutivo.
En la misma línea, Ana Lía Rojas agregó que «es una cuestión que estamos observando, estudiando y le hemos advertido a la autoridad. Esta situación no ayuda a la sostenibilidad financiera de los proyectos. Existen empresas imposibilitadas de cumplir sus contratos con clientes regulados, por ende, fueron suspendidos del mercado de corto plazo».
Otra de las preocupaciones del gremio son las cifras de vertimiento de energía que aumentaron en un 225% durante el 2022. “Estas son pérdidas de energía generadas por no transportar o almacenar la energía producida; lo que equivale al suministro de 600 mil hogares”, explicó la directora ejecutiva de la asociación, asegurando que no cuentan con soluciones a corto o mediano plazo.
Estudio
Finalmente, la Asociación anunció un estudio – que tardará alrededor de diez meses – para levantar recomendaciones sobre los criterios de evaluación de proyectos para la transición energética. El objetivo es poder avanzar en la armonización del territorio y así, tener muy claro en qué territorio se va a poder desarrollar proyectos de energía renovable, cumpliendo los estándares ambientales y con el apoyo de las comunidades.
“Nuestra industria, tiene tanto una historia como un origen común con el cuidado del medio ambiente y nuestro compromiso es y será siempre trabajar por la mayor inserción de energías renovables, la convivencia armónica con las comunidades y el territorio, una política de eficiencia energética y gestión de la demanda con señales económicas adecuadas para el ajuste del consumo cuando hay señales de estrechez energética; la ampliación de los consumos electrificados y, en definitiva, la acción para la disminución de emisiones del sector eléctrico y la descarbonización de nuestra matriz. ”, concluyó Jaime Toledo.