La quiebra de María Elena Solar y las persistentes barreras para una matriz 100% renovable

Abr 7, 2023 | Opinión

Por Darío Morales, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energía Solar A.G. (Acesol).

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Recientemente se ha conocido que el 23º Juzgado Civil de Santiago declaró la liquidación de una de las empresas de generación renovable que durante 2022 había suspendido su participación en el mercado eléctrico de corto plazo. A pesar de que el país ha avanzado significativamente en la incorporación de energías limpias en su matriz energética, esta noticia nos recuerda que aún existen barreras importantes para el desarrollo de una matriz eléctrica 100% renovable, y que, por lo tanto, tenemos que redoblar los esfuerzos en reducirlas si no queremos poner en riesgo lo que hemos logrado.

Mucho se ha discutido sobre las causas de esta situación. Sin ir más lejos, el año pasado el Gobierno convocó a la industria y a las instituciones públicas del sector a una mesa de diálogo donde se expusieron las diversas visiones de los participantes. En aquel momento, se hizo evidente la existencia de legítimas diferencias de opinión sobre las causas y como consecuencia de lo anterior, sobre los mecanismos para resolver las dificultades que enfrentan las empresas del sector. A pesar de ello, en aquella oportunidad también se hizo patente un cierto nivel de consenso sobre lo necesario y urgente que es hacer una revisión profunda de nuestro marco regulatorio y analizar la conveniencia de avanzar en su adaptación para el desarrollo de una matriz eléctrica más limpia y eficiente.

Se ha debatido copiosamente sobre si la situación que están viviendo algunas empresas se debe a decisiones individuales o a problemas de fondo de la organización del mercado y su marco regulatorio. Como asociación, hemos sido claros en expresar que, a nuestro juicio, para avanzar en el desarrollo armónico de nuestra matriz eléctrica es urgente tomar medidas en diversos ámbitos, como por ejemplo, los relacionados con los innumerables problemas que actualmente existen en la tramitación de los permisos sectoriales, la inexistencia de metas ambiciosas en generación distribuida, los efectos que ha tenido sobre el equilibrio financiero el retraso en la implementación de la ley de estabilización de tarifas, y por sobre todo, los negativos efectos que producen los altos niveles de congestión presentes en nuestro sistema de transmisión. Es claro que en la actualidad el desarrollo, construcción, financiamiento y operación de proyectos de energía es sustancialmente más complejo que en años anteriores y que en el futuro su complejidad no hará otra cosa que aumentar.

Hoy, tal como ha sucedido en otras oportunidades, en el sector eléctrico nos encontramos en una verdadera encrucijada y no tenemos mucho margen para el error. Estamos en un momento donde debemos ser especialmente precisos en la identificación de los problemas que aquejan al sector y la implementación rápida de las soluciones. La quiebra de empresas de energía, cuando esta se deba a condiciones estructurales del mercado, no solo representa una pérdida económica para los inversionistas y trabajadores de dichas empresas, sino que también puede tener un impacto negativo en la competitividad del mercado energético, ya que reduce la cantidad de oferentes de energía y podría aumentar sus niveles de concentración. Dicho de otro modo, si nos equivocamos en las decisiones que tenemos que tomar en los próximos meses, no solo pondremos en riesgo la transición energética, sino que además arriesgamos comprometer seriamente la competitividad del sector que tanto ha costado lograr.

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